¿Y ahora qué hago? ¿Cómo podré atender a mi padre si tiene secuelas después del ictus?
Aunque su madre piensa las palabras de manera correcta, su boca es incapaz de decirlas. Eso y no saber leer son las principales secuelas, además de una hemiplejia que vence con un bastón, del ictus que sufrió hace seis años, una noche, mientras dormía.
Para aquellas circunstancias imprevistas que hacen necesaria la asistencia de un profesional durante un tiempo muy concreto.
La vida después de sufrir un accidente cerebrovascular o ictus representa una transformación radical para la mayoría de las personas afectadas. Muchos enfermos dependerán parcialmente de otras para el desempeño de algunas actividades concretas, pero podrán mantener un grado aceptable de independencia domiciliaria con un mínimo de supervisión y ayuda.
La confusión producirá reacciones que van desde la hiperactividad a la pasividad o bloqueo, además de tener pensamientos obsesivos que impedirán encontrar soluciones.
En otras ocasiones, la situación familiar aconsejará un cierto apoyo para mantener el cuidado del paciente en su marco familiar, con las ventajas psicológicas que ello implica frente a la institucionalización.
No será consciente de las dificultades reales hasta que tenga que llevársela a su casa. La negación del problema dificultará la resolución del problema
La familia deberá enfrentarse a situaciones, a las que puede, que no esté preparado. Si bien anteriormente, era su madre quien orquestaba la casa; ahora, con este nuevo ataque cerebral, el enfoque deberá ser distinto. Puede que, la buena voluntad por parte de todos, repartiéndose las nuevas obligaciones no sea suficiente.
La involución de nuestros padres producirá un caos emocional provocando una catarata de sentimientos contradictorios.
Sólo una tercera parte de los que sufren un ictus se recupera completamente, otra tercera parte fallece y, para el resto, las secuelas en forma de trastornos físicos o cognitivos condicionan, y mucho, su vuelta a la actividad diaria por la incapacidad para realizar determinados movimientos o acciones.
La frustración que es un sentimiento frecuente nos puede convertir en intolerantes y críticos; sufrimos y hacemos sufrir.
Contratar un servicio de ayuda domiciliaria por horas para la asistencia de personas dependientes en Bilbao es especialmente útil a la hora de ayudar a personas cuidadas por familiares que, sin embargo, tienen que hacer frente a imprevistos en momentos muy concretos, para periodos de convalecencia transitorios o para aquellas circunstancias imprevistas que hacen necesaria la asistencia de un profesional durante un tiempo muy concreto.
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