¿Cómo cuidar la higiene de un paciente encamado en el mundo del cuidado de ancianos?
El cuidado de la higiene es un aspecto fundamental en los cuidados de un enfermo encamado y en el cuidado de ancianos en general. Tanto los cuidadores como los familiares deberán prestar una especial atención del paciente, ya que con ello conseguiremos también crear un vínculo emocional, sobre todo entre la persona enferma y el cuidador.
Para que el enfermo no sienta que la persona que lo cuida invade su intimidad es esencial conocer sus necesidades y crear un lazo de confianza entre ambas partes.
Durante el aseo, es importante que el paciente encamado se sienta cómodo y seguro
El principal objetivo de este procedimiento es mantener la piel del enfermo en las mejores condiciones posibles, proporcionándole seguridad, bienestar y comodidad.
Tanto en los servicios de asistencia domiciliaria como en el cuidado de enfermos en hospitales, el cuidador deberá seguir estos pasos en cuanto a la higiene de la persona encamada:
- Informar al enfermo encamado de las tareas que se van a llevar a cabo.
- Tener el material en un lugar accesible, teniendo al alcance toallas o sábanas para cubrir al enfermo conforme se vaya aseando su cuerpo.
- Colocar al paciente de cúbito supino, hacia arriba, y lavarse con jabón las manos antes de colocarse los guantes.
- Comenzar el lavado por la cara y seguir por el cuello con una toallita y una esponja húmeda y después secarlo.
- Continuar con el aseo del resto del cuerpo de arriba hacia abajo. Enjabonar zonas tales como el tórax, las axilas, los brazos y las manos, prestando especial atención a los pliegues, con el posterior secado para evitar que el paciente pase frío.
- Proseguir con el lavado hacia el abdomen y las extremidades inferiores, siendo metódicos en las zonas internas de los dedos de los pies.
- Colocar al paciente de lado para continuar con la higiene de la espalda y las nalgas. A continuación se realiza el lavado de las zonas genitales.
- Volver a realizar la cama y vestir con pijama o camisón al paciente.
- Llevar a cabo la limpieza de la boca y cortar las uñas si fuese necesario.
- Peinar y acomodar al paciente en la cama.
Medidas para el cuidado de la piel del enfermo encamado
En los enfermos encamados la piel está expuesta a muchos factores de riesgo que pueden provocar lesiones graves si no se realiza un seguimiento y un mantenimiento continuado de las labores de limpieza e hidratación.
La profesionalidad de los cuidadores en estas tareas evitará la aparición de úlceras e infecciones, mejorará la circulación del paciente y le aportará bienestar, condiciones clave en su buen desarrollo físico y psicológico.
Como medidas preventivas para evitar lesiones en la piel de las personas encamadas se deberán tener en cuenta una serie de factores:
- Llevar a cabo un cambio de postura del encamado cada 2 o 3 horas.
- Los cambios posturales deben realizarse levantando o rotando al paciente con sumo cuidado, nunca arrastrándolo ni forzando ninguno de sus movimientos.
- Prestar atención a los puntos de apoyo que puedan ser delicados como codos, rodillas, talones, etc.
- Supervisar continuamente el estado del paciente, vigilando que su ropa esté limpia y seca y, sobre todo, que no haya arrugas, ya que estas pueden acabar provocando lesiones y heridas en la piel.
- No usar sobre la piel del enfermo ningún tipo de alcoholes.
- Aplicar hidratación sobre las áreas de apoyo y zonas sensibles evitando que quede una piel reseca que pueda causar daños en la piel.
Hacer la cama bien, es otro factor importante en los pacientes encamados
Tenemos que saber que la cama debe hacerse, al menos, una vez al día. Hay que prestar atención para que las sábanas estén bien estiradas con el fin de evitar arrugas, que pueden ser una molestia para personas que permanecen durante mucho tiempo tumbadas.
El cambio de sábanas debe realizarse, a poder ser, a diario. En los casos en los que los pacientes sufren de incontinencia es recomendable el uso de una sábana impermeable o de un plástico cubierto por una toalla por debajo de la sábana, para evitar que el convaleciente pueda mojarse y coger frío en cualquier momento.
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