El Alzheimer y el cuidado de personas mayores
Como regla general en el mundo del cuidado de personas mayores, en todos los trastornos será necesario evaluar las características del trastorno, los factores desencadenantes y sus consecuencias. A continuación se exponen los principales trastornos conductuales y las recomendaciones más importantes.
Síntomas afectivos. Los síntomas relacionados con el estado del ánimo más frecuente son la depresión y la apatía, con o sin depresión
El enfermo puede estar desinteresado, apático, por su entorno porque no entiende lo que pasa a su alrededor, no entiende las conversaciones, no puede o no sabe realizar sus actividades, etc. Se propone una organización de tareas, estimulándolos con ejercicio físico, actividades en grupo de socialización, tareas que le sean agradables. Es obligado descartar depresión, que es frecuente en estos pacientes, sobre todo en estadios iniciales, e iniciar tratamiento farmacológico específico.
Ansiedad. Los síntomas ansiosos pueden aparecer en cualquier fase de la enfermedad, pero especialmente en las fases iniciales en donde la persona toma conciencia de su déficits y se angustia ante la pérdida de su independencia
Estos síntomas pueden ser síntomas psíquicos como nerviosismo e intranquilidad. O bien síntomas físicos como palpitaciones, sensación de ahogo, malas digestiones, cefaleas, dolores musculares, alteraciones del sueño, del apetito, etc. Ante esta situación lo primero será intentar averiguar si existe una causa razonada de su angustia para así solucionarla. Después, pueden ser útiles ejercicios sencillos de relajación (respirar profundamente cogiendo aire por la nariz y soltándolo por la boca).
Desorientación. La desorientación espacial y temporal favorece las fugas y el vagabundeo
Insistir en la rutina de actividades y horarios. Evitar cambios de domicilio, habitaciones, de objetos personales. Poner calendarios, relojes de pared, carteles... Evitar fugas y peligros con los cambios de puertas, cerraduras...
Vagabundeo o deambulación errática. La deambulación sin objetivo es un síntoma muy mal tolerado por los cuidadores ya que es difícil comprender que el paciente no pueda permanecer quieto
Cuando la deambulación se asocia a conductas de búsqueda de objetos y la persona con Alzheimer empieza a vaciar cajones o armarios o a cambiar las cosas de sitio, el cuidador razonablemente no puede soportar la situación. La mejor forma de responder ante este trastorno es comprenderlo, y, sobre todo, si no hay peligro (peligro de caídas, de fugas), es permitirle la deambulación dejándole un espacio libre de peligros y de obstáculos (cables, muebles, sillas, alfombras) para deambular. Esta libertad de deambulación va a disminuir la angustia del enfermo.
Insomnio. Es uno de los trastornos más frecuentes en las personas con Alzheimer
Consiste en la dificultad de iniciar o mantener el sueño, con la sensación de no haber tenido un sueño reparador. Además es relativamente frecuente el miedo, la angustia y la agitación nocturna con somnolencia diurna ya que la luz del día le da tranquilidad. Esto es lo que se reconoce como trastorno del ritmo sueño vigilia y es uno de los principales trastornos psicológicos y conductuales que sobrecarga al cuidador y al resto de la familia que al día siguiente debe trabajar o estudiar con normalidad.
La prevención y el manejo principal de éste trastorno es: intentar respetar un horario fijo en la hora de acostarse y levantarse, mantenerle activo todo el día, intentar la práctica de ejercicio diurno, pero no cerca de la hora de irse a la cama, no beber líquidos en las horas antes de acostarse, llevarlo al baño antes de ir a la cama, si se levanta por la noche recordarle que es de noche y es la hora de dormir, recordarle que no tiene ninguna actividad o trabajo a esa hora. Preferible que durante el día duerma lo menos posible.
Preguntas repetitivas. Ante preguntas repetitivas, una y otra vez, a veces obsesivas, lo mejor es intentar responder con respuestas cortas y sencillas
Respondiendo con hechos conocidos por la persona "¿qué hora es?, hora de comer, es hora de cenar, etc." Evitar responderle con preguntas como "¿no te acuerdas que ya te lo he dicho?" Intentar la distracción proponiéndole la realización de otra actividad sencilla pero que tenga finalidad, y que sepamos que le gusta (pasear, jugar, hacer ejercicio, planchar, doblar la ropa una y otra vez, coser, etc.), actividades que, aunque sean repetitivas, y no las realice adecuadamente, pueden mantenerle activo y tranquilo.
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