Un elevado porcentaje de los ictus en personas mayores ocurren a partir de los 65 años
El ictus sigue siendo la tercera causa de muerte en el mundo occidental, sólo superada por los problemas cardiovasculares y el cáncer.
Se calcula que entre 3 y 5 de cada 1 000 personas (según los distintos estudios internacionales), entre los 45 y los 85 años de edad, sufrirán un ictus, y de estas, un tercio logrará recuperarse, otro tercio padecerá de algún tipo de invalidez, y el otro tercio restante terminará falleciendo. Entre los pacientes que logran sobrevivir tras un ictus, se estima que cerca de un 10% precisará de una asistencia continuada, un 40% necesitará algún tipo de ayuda, y otro 40% presentará secuelas de carácter permanente.
Asistencia sanitaria inmediata
“Me hallaba planchando, tranquilamente, cuando, de pronto, empecé a sentir un hormigueo en el brazo y en la cara. Me senté en el sofá asustada. Intenté llamar a mi marido, y no podía hablar. Lo pasé fatal.“
Recibir asistencia sanitaria en las 4,5 horas posteriores a un ictus reduce la mortalidad entre un 25% y un 30%.
Hormigueo en los brazos, en la cara, en las extremidades, problemas para ver con un ojo, o con ambos, pérdida de voz. Síntomas, estos, que nos ponen en alerta, pues son indicadores de estar sufriendo un ictus.
En el mundo de la ayuda a domicilio, es imprescindible conocer estos síntomas para dar una pronta respuesta.
Será vital que, todo aquel que padezca estos síntomas, y aunque hayan desaparecido, avise, de inmediato, a una ambulancia, para recibir asistencia sanitaria lo antes posible ya que un ictus puede dejar secuelas de distinta gravedad.
Existen 5 signos (objetivos) que nos podrán ayudar a "identificar" un ictus, son estos:
- Alteración repentina de la visión en un ojo (o ambos).
- Pérdida repentina de la fuerza en una extremidad (brazo, pierna o ambos).
- Dificultad repentina en el lenguaje (problemas para hablar o entender a otros).
- Aparición repentina de desequilibrio o inestabilidad.
- Aparición repentina de dolor de cabeza.
Posibles secuelas tras un ictus en personas mayores
Tras haber sufrido un ictus un 30% de los pacientes no padece ninguna secuela, un 30% sufre pequeñas consecuencias y el 30% restante padece unas secuelas graves y muy incapacitantes
Las secuelas que puede dejar un ictus son:
- una discapacidad que afecte al movimiento
- pérdida de fuerza (se denomina plejia) o parálisis si no se puede realizar ningún movimiento con la parte del cuerpo afectada, o paresia si es posible realizar movimientos pero con menos fuerza que la parte no afectada)
- falta de coordinación o pérdida de control de movimiento
- es frecuente que se produzcan trastornos visuales con pérdidas de visión de la mitad del campo visual (hemianopsia)
- trastornos del habla, cognitivos, etc…
En general, las personas que sufren un ictus son muy propensas a sufrir caídas, o cualquier tipo de accidente doméstico capaz de agravar, aún más, la situación. Por ello, será de suma importancia adaptar las distintas estancias del hogar del paciente a la nueva situación, pues será una medida preventiva muy importante:; adaptar la casa retirando las alfombras, poniendo suelo antideslizante, sustituyendo la bañera por una mampara a ras de suelo, colocar asideros en las paredes, ampliar, en la medida de lo posible, los espacios….
Asistencia domiciliaria
El ictus en personas mayores cambia la vida no solo de las personas que lo padecen sino también de sus parientes.
Se trata de una enfermedad muy común que afecta tanto a los que la sufren como a los familiares que se hacen cargo de proporcionarles los cuidados debidos. La situación puede desbordar a quienes cuidan del paciente generándoles estrés y esto se debe a un buen número de factores:
- Dependencia del enfermo: persona que ha pasado de ser independiente a necesitar unos cuidados que pueden ir desde unas horas hasta todo el día.
- El estado de ánimo: conducta o alteraciones cognitivas del enfermo y por factores en relación con los cambios que se producen a nivel socio familiar (cambios en relaciones familiares, situación económica, actividades de ocio).
Existen momentos en que las familias se encuentran desbordadas ante las vicisitudes que depara la vida. Situaciones para las que nadie está preparado y en las que son necesarias la intervención de cuidadores externos dentro de un programa de respiro familiar. Si necesita atención para el cuidado de un familiar, pida ayuda sin esperar a que la gente se la ofrezca. Quizás los demás no saben cuándo la necesita.
Una elección difícil de tomar, pero ayuda a envejecer en casa
Cuando una familia se enfrenta ante un escenario tan complejo y abrumador, debe saber que cuidar a una persona con esta afección supone más que cuidarla físicamente, se añade comprenderla, decidir por ella, interpretar sus cambios de carácter , y evitarle riesgos, todo esto hace que el cuidado no sea una tarea fácil,
El parte del médico, viene acompañado, generalmente, con un epílogo demoledor: “para seguir viviendo en casa ha de buscar a alguien que la ayude”. Existen otras opciones, como pueden ser las residencias de ancianos, pero los especialistas en gerontología recomiendan que lo mejor es envejecer en casa. Además respetando la voluntad de su madre, como es lógico, quiere conservar su autonomía viviendo en su casa.
Los hijos nos preocupamos de que nuestros mayores vivan siempre en su hogar. Por ello, lo más recomendable, ya que no todos podemos conciliar nuestra vida laboral y familiar con el cuidado de nuestros mayores, es recurrir a los servicios de ayuda a domicilio que prestan empresas acreditadas por la administración autonómica para ofrecer asistencia domiciliaria “porque cuentan con profesional cualificado y con la titulación exigida, cumplen todos los compromisos laborales y garantizan la cobertura de incidencias, sustituciones, servicios complementarios, etcétera…
Porque la cuestión va a ser siempre la misma: “no quiero que mi madre se quede sola, pero no puedo estar las 24 horas con ella”.
Elegir el cuidador adecuado no es fácil; de él depende su bienestar
En Domukea Vizcaya, en Bilbao y Getxo, además de contar con personal profesional propio en plantilla, desarrollamos procesos de selección de personal para contar con los mejores cuidadores para el cuidado de ancianos. Nos distinguimos por realizar, únicamente entrevistas personalizadas, descartando aquellas candidaturas que no hayan cumplimentado nuestros cuestionarios y test en nuestras oficinas.
Si deseas dejar a tus mayores en buenas manos, no dudes en llamarnos.