Con frecuencia la resignación en las personas mayores por el vacío conyugal les conduce a la soledad.
Está anocheciendo, y veo a mi madre, al fondo de la calle, regresando sola a casa después de dar su habitual paseo nocturno. Siempre dice que “estirar las piernas antes del ocaso, es la mejor forma para poder conciliar el sueño”. Tal vez esté en lo cierto, sobre todo en personas mayores, pero también pienso que deben de ser momentos propensos a sufrir la soledad.
El sentimiento de soledad aparece ligado a los recuerdos, los pensamientos negativos, el llanto, la depresión y en algún caso incluso la idea del suicidio
Igualmente, pienso que el reciente fallecimiento de mi padre puede generar en nuestra madre una pérdida de motivos para continuar con una rutina, lo más normalizada posible. Afirma con resignación, que es una situación que le ha tocado vivir, y de la que saldrá adelante. Las circunstancias, no son precisamente halagüeñas, sobre todo cuando el resto de mis hermanos residen en localidades lejanas.
A medida que avanza la noche y durante la madrugada son, especialmente, los momentos mas propensos e intensos para sufrir la soledad.
En casa, gracias al tiempo que invierte en la realización de las tareas domésticas, así como los inestimables comentarios de los locutores de radio, y sobre todo, el sonido de la televisión, ayudan a mitigar el duro silencio domiciliario. También, puede que el amparo que ha hallado en la religión la sirva de acompañamiento.
Es el anochecer y la vuelta al hogar, sobre todo si se vive en solitario, es un momento especialmente propenso para sufrir la soledad
La muerte del cónyuge es una circunstancia capaz de alterar sustancialmente la existencia de las personas mayores, siendo además, el principal motivo de que aparezca el sentimiento de soledad. Comprendamos que, a la soledad conyugal que se padece, se añade la pérdida del núcleo más importante de relación social con que muy probablemente contaban anteriormente. Y es que la ausencia del cónyuge puede desencadenar situaciones de retraimiento en el ámbito doméstico y de aislamiento social que, en última instancia, favorecen el padecimiento de la soledad.
Cuidado de personas mayores por horas en Bilbao
La asimilación de la muerte del cónyuge y la adaptación a la viudedad requieren grandes dosis de entereza y fortaleza personal, así como de un abundante apoyo social que como decimos muchas veces tampoco resulta suficiente para evitar la soledad subjetiva. Muchas veces, nuestra ayuda no alcanza sino a proporcionar algo de consuelo ante el dolor sobrevenido.