¿Cuáles son las principales causas y consecuencias de las caídas en personas mayores? ¿Necesitas asistencia domiciliaria en Getxo o Bilbao para vivir tranquilo?
Las caídas en personas mayores son una realidad común en nuestro día a día. En general, siempre se han asociado a la edad avanzada, como una consecuencia más que resulta inevitable y a la que únicamente debemos ponerle remedio una vez aparecida. Sin embargo, son muchos los adultos, no tan mayores, que empiezan a sufrir caídas a partir de los 50 años. De hecho, el riesgo de caídas aumenta en un 21% entre los 50 y los 54 años. ¿Cuáles pueden ser las posibles razones? ¿Cómo y cuándo prevenir las caídas en personas mayores? ¿Y si necesitáramos, una vez surgido el riesgo, un servicio de asistencia domiciliaria en Getxo o Bilbao (Vizcaya)? ¿Cómo y con quién contratarlo?
Uno de cada tres ancianos se cae una vez al año
Según los últimos datos recogidos, una de cada tres personas mayores sufre una caída una vez al año, siendo dos de cada tres las que se caen a partir de los 80 años. Así, las caídas se convierten en uno de los principales síndromes geriátricos de nuestra sociedad longeva, y una de las causas con peores consecuencias para el anciano. La situación se agrava dada la alta probabilidad de que las caídas se repitan con frecuencia una vez acontecida la primera lesión. Por ello, las caídas son, al mismo tiempo, factores de riesgo para volver a sufrir nuevas caídas. A pesar de las cifras, son muchos los especialistas que aseguran que no se presta la atención necesaria a las caídas en personas mayores. Veremos, entonces, que la sociedad se equivoca cuando resta importancia a este fenómeno tan común en la tercera edad.
Detectar los factores de riesgo en una etapa temprana
Según muchos especialistas, uno de los principales errores de la mayoría de las estrategias de prevención actuales es la demora en su aplicación. Es decir, en general, se suele esperar a que el riesgo de caídas aparezca, en lugar de prevenir correctamente antes de que la primera caída acontezca. Así, los investigadores se plantean si existe un margen para comenzar a aplicar estas estrategias de prevención antes de que las personas mayores cumplan los 65 años. Además de adelantar los programas existentes, se recomienda implantar revisiones periódicas entre las personas mayores de 40 años, con el fin de llevar a cabo una prevención real y efectiva de las caídas prematuras y también a largo plazo.
Consecuencias en el ámbito social: el aislamiento
No nos detendremos en las lesiones físicas que una caída puede acarrear, ya que son sobradamente conocidas (fracturas en la cabeza, roturas de cadera…), sino que atenderemos ahora a otro tipo de consecuencias: las relacionadas con lo emocional y con la vida social. En efecto, la vida social se ve reducida en muchas ocasiones cuando un anciano tiene miedo de caerse. Así, deja de salir a la calle y de realizar las actividades que antes solía realizar. En consecuencia, poco a poco, se va produciendo un aislamiento que puede derivar en depresión o ansiedady, por tanto, aumentar el riesgo de sufrir otras enfermedades mucho más graves. Es cierto que las caídas pueden derivar en este tipo de problemas, pero, al mismo tiempo, éstos son previamente alimentados por otros factores que veremos a continuación.
El miedo como principal motor de las caídas
La mente es igualmente o incluso más poderosa que los factores físicos, y puede causar caídas en personas mayoresque están físicamente preparadas para caminar y realizar una vida normal sin riesgo de caídas. Sin embargo, es el miedo a caerse o a sufrir algún daño el principal motor de las caídas. Este miedo, engendrado por la desconfianza en uno mismo y en sus capacidades, por algún que otro susto o disgusto derivado de una anterior caída, o por los vértigos y desmayos producidos en consecuencia de alguna enfermedad, hace que las personas mayores no vivan como quisieran. En cuanto a la desconfianza en uno mismo, parte de culpa la tiene, en definitiva, la sociedad y su concepción de la vejez, que infravalora las capacidades de las personas mayores, derivando, en muchas ocasiones, en casos de edadismo, ya tratado en anteriores artículos. Luchar en contra de esta realidad se convierte en una tarea imprescindible en la sociedad longeva de hoy en día, en la que la comunicación y la relación intergeneracional suponen un punto relevante para su erradicación.
La menopausia como factor culpable de las caídas
Dos de las consecuencias más comunes en la época menopáusica son la pérdida de equilibrio y la pérdida de densidad ósea. En consecuencia, las probabilidades de caída aumentan, y aumenta, en consecuencia, la gravedad de las fracturas de hueso como consecuencia de cada caída. Esto ocurre en casos de mujeres de entre 40 y 60 años, por lo que reconsideramos la importancia de las caídas en época temprana, como se apuntaba al inicio del artículo. Según los datos, 1 de cada 5 mujeres sufre una caída al año antes de cumplir los 60, y 1 de cada 2 sufre una fractura de huesoantes de llegar a los 50 en consecuencia de una caída. Después de los 65 años, las caídas anuales ocurren en 1 de cada 3 mujeres. Las cifras aumentan incluso más a partir de los 80 años, como ocurre en el caso de los hombres.
Ejercitar el equilibrio para una vida más segura
Así las cosas, resulta imprescindible ejercitar el equilibrio a través de programas y ejercicios dedicados a la prevención de caídas en la tercera edad. De hecho, no solo es importante ejercitarlo una vez surgido el problema, sino que se recomienda realizar ejercicios antes de los 50 años, de forma regular y constante. En cuanto a los programas para personas mayores, que son ofrecidos gratuitamente en varias ciudades a nivel estatal o autonómico, éstos incluyen marchas, ciclismo, equilibrios con una sola pierna, tareas de coordinación, ejercicios de fortalecimiento (a medida que aumenta la fuerza muscular, aumenta la velocidad de marcha y, en definitiva, el equilibrio), ejercicios 3D (Tai Chi, Chi Kung, Yoga, Pilates y danza) y actividad física general.
La importancia de la formación física a la hora de evitar caídas
En definitiva, la formación física es realmente imprescindible a la hora de evitar caídas, no solo en ancianos, sino en las personas de todas las edades. Gracias a una buena forma física, podremos sentirnos más seguros de nuestros movimientos, y evitar que olvidemos que somos capaces de realizar tareas y ejercicios si no perdemos la práctica. La forma física, en efecto, está directamente conectada con el estado de salud mental de una persona, por lo que su importancia resulta evidente. Mens sana y corpore sano, decía Juvenal allá por el siglo I que, a pesar de la reformulación de su significado, sigue siendo igual de cierto a día de hoy.
Productos de apoyo para quitar el miedo y proteger a los mayores
Por otra parte, llega el momento en el que resulta necesario valerse de otro tipo de prevención. Bien por seguridad cuando la movilidad falla, bien por mejorar la autonomía de las personas mayores, los productos de apoyo diseñados por el mundo de las ayudas técnicas se convierten en parte de la solución ante las caídas acontecidas en la tercera edad. En primer lugar, será necesario atender a la iluminación en el hogar. Todas las estancias deben estar bien iluminadas y los interruptores deben estar a mano, a poder ser con iluminación en la oscuridad para su pronta localización. En segundo lugar, los asideros se convierten en productos de apoyo imprescindibles para numerosos lugares de la casa, incluyendo escaleras, dormitorios y salones, pero sobre todo en el baño, lugar en el que se produce el mayor número de caídas. En tercer lugar, atendamos a la calidad y al estado de los suelos en el hogar: debemos evitar los obstáculos (una alfombra deteriorada cuya esquina se dobla hacia arriba), instalar alfombrillas antideslizantes y suelos que, a pesar de estar mojados, no sean resbaladizos. Por último, los productos de apoyodedicados a caminar por la calle también son parte del día a día de muchas personas con movilidad reducida que necesitan un empujón, bien para caminar y poder descansar, bien para quitar el miedo (andadores, andadores con asiento, sillas de ruedas, bastones de todo tipo, muletas ergonómicas…).
Asistencia domiciliaria en Getxo y Bilbao (Vizcaya)
En Domukea, empresa de asistencia domiciliaria en Getxo y Bilbao (Vizcaya), te ofrecemos servicios ajustados a tus necesidades. Si necesitas que un profesional te ayude con el cuidado de tus mayores, bien por horas, bien de forma interna, consulta nuestras prestaciones para poder vivir tranquilo sabiendo que tus seres queridos están en las mejores manos. Gracias a nuestro personal propio en plantilla, aseguramos la profesionalidad y confianza de los empleados. Llámanos y cuéntanos lo que necesitas, recibirás una atención personalizada.