¿Necesitas un servicio de cuidado de personas mayores para un familiar con Alzheimer?
Cuidar en casa a una persona que tiene la enfermedad de Alzheimer es una tarea difícil y algunas veces puede volverse agobiante. Cada día trae nuevos desafíos porque la persona encargada de proporcionar el cuidado de personas mayores tiene que enfrentarse a los cambios en el nivel de capacidad y a la conducta de la persona que tiene Alzheimer. Algunas investigaciones han demostrado que las personas que proporcionan estos cuidados, frecuentemente tienen mayor riesgo de desarrollar depresión y otras enfermedades, sobre todo si no reciben apoyo adecuado de la familia, los amigos y la comunidad.
Una de las mayores dificultades que enfrentan las personas dedicadas a estos cuidados es el comportamiento difícil de las personas que están atendiendo. Las actividades básicas de la vida diaria tales como bañarse, vestirse o comer, frecuentemente se convierten en tareas difíciles de manejar, tanto para la persona que sufre de Alzheimer como para quien la atiende. Establecer un plan para cumplir con las actividades del día puede facilitar el trabajo de los encargados de cuidar a una persona que tiene Alzheimer. Muchas de las personas que proporcionan cuidados han descubierto que es conveniente utilizar estrategias para manejar las conductas difíciles y las situaciones estresantes.
Elegir las palabras adecuadas para comunicarse con el enfermo
Tratar de comunicarse con una persona que tiene la enfermedad de Alzheimer puede ser un reto. Por este motivo, debemos seguir algunos consejos como los siguientes:
- Escoger palabras sencillas, frases cortas y utilizar un tono de voz amable y tranquilo.
- Evitar hablarle a la persona que sufre de Alzheimer como si fuera un bebé o hablar de él o ella como si no estuviera presente.
- Reducir las distracciones y el ruido, como la televisión o la radio, para ayudarle a la persona a concentrarse en lo que usted le está diciendo.
- Mirar a la persona a los ojos y llamarla por su nombre, asegurando que tiene su atención antes de hablarle.
- Darle suficiente tiempo para responder. Tener cuidado de no interrumpirle.
- Si la persona con Alzheimer está luchando por encontrar una palabra o comunicar un pensamiento, tratar amablemente de proporcionarle la palabra que está buscando.
- Tratar de presentar las preguntas e instrucciones de una manera positiva.
- Prestar atención a las preocupaciones de la persona, aunque sea difícil entenderla.
Los miedos a los que puede enfrentarse una persona con Alzheimer
A pesar de que para algunas personas con Alzheimer bañarse no es un problema, para otras puede resultar una experiencia que produce confusión y miedo. Planear el momento del baño puede ayudar a que sea mejor tanto para el enfermo como para la persona que lo cuida. Algunos consejos que podemos seguir en esta situación son los siguientes:
- Planear el baño para la hora del día en que la persona está más tranquila y afable.
- Respetar el hecho de que el baño produce miedo y es incómodo para algunas personas con la enfermedad de Alzheimer. Ser amable y respetuoso. Tener paciencia y calma.
- Decirle a la persona lo que va a hacerle, paso por paso, y permitirle hacer por sí misma todo lo que le sea posible.
- Preparar todo de antemano. Antes de empezar, asegurarnos de tener listo todo lo que necesitamos en el baño. Llene la bañera de agua por adelantado.
- Tener en cuenta la temperatura del baño. Si es necesario, calentaremos el cuarto de antemano y mantener cerca toallas y una bata de baño.
- Reducir los riesgos utilizando una ducha de mano, un asiento para la ducha, barras para agarrarse y alfombras no resbaladizas para la bañera. Nunca dejaremos a la persona sola en el baño.
La hora de la comida también es importante y supone un reto
Aunque parezca mentira para estas personas comer también puede ser un reto, puesto que algunos enfermos de Alzheimer quieren comer todo el tiempo, mientras que con otros hay que insistir para que mantengan una alimentación sana y equilibrada. Pueden ayudarte las siguientes recomendaciones:
- Tratar de tener paciencia y evitar las prisas, y estar pendiente de las señales de confusión y ansiedad.
- Tratar de establecer un ambiente silencioso, tranquilo y sereno a las horas de comer, limitando el ruido y otras distracciones.
- Mantener rutinas familiares a las horas de comer, pero adaptando la situación de acuerdo a las necesidades cambiantes de la persona.
- Darle a la persona opciones de comida, pero limitando el número de opciones. Tratar de ofrecerle comidas apetitosas que tienen sabores conocidos, texturas variadas y colores diferentes.
- Servirle porciones pequeñas o varias comidas pequeñas a lo largo del día. Mantener a mano bocadillos saludables, alimentos que se pueden comer con las manos, y batidos.
- Escoger platos y utensilios que promuevan la independencia. Si la persona tiene dificultad para utilizar los cubiertos, use un plato hondo en vez de uno plano u ofrézcale cubiertos con mangos grandes o extendidos. Utilice pajitas o tazas con tapa para que la persona pueda beber más fácilmente.
- Animar a la persona a que tome muchos líquidos a lo largo del día para evitar la deshidratación.
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