¡Qué difícil es atender a ancianos con conductas difíciles!
Los desafíos son constantes, por no decir habituales, a partir de los 85 años. A medida en que, el cuidador tiene que enfrentarse a los cambios en el nivel de capacidad cognitiva y en los nuevos patrones de conducta del anciano, se dan un aumento de conductas difíciles, de desinhibición extrema, negatividad, intrusividad y alteración del estado de ánimo.
Puede ser muy difícil manejar este tipo de conductas, conocidas como: disruptivas, inapropiadas o enojosas
Conductas que pueden reconocerse como infantiles (por ejemplo, dejar de bañarse, comer y cepillarse los dientes, y a veces dar pataletas), y que no siempre sabemos cómo reaccionar o cuáles podrían ser las causas del comportamiento. Estos comportamientos provocados por el envejecimiento de las células cerebrales, conocido como demencia senil, acaban provocando un deterioro de las capacidades cognitivas pudiendo provocar confusión mental, dificultad en la toma de decisiones, desorientación espacial, dificultades de comunicación, deterioro intelectual, o pérdida de memoria.
El cambio de personalidad de la persona a su cargo, suele ser uno de los puntos más complicados para el cuidador.
Del mismo modo, también se pueden producir situaciones difíciles en el cuidado diario del anciano provocados por algún malestar o sentimiento negativo, así como a un tratamiento farmacológico o cualquier signo de frustración generado en la persona mayor debido a su situación.
Suele ser común que el afectado presente dificultades para reconocer un rostro o para expresar y pronunciar ideas.
Si el médico gerontólogo monitorea los medicamentos que toma el anciano y se descartan problemas de salud (desordenes metabólicos, colesterol alto, diabetes y las enfermedades cardiocirculatorias, etc.…) adoptaremos entonces, para disminuir las conductas disruptivas, otro tipo de estrategias y que veamos que funcionan: cambios en horarios y rutinas, preferencias de alimentos y actividades (escuchar música o ver películas de su época, hablar del pasado mientras se ve un álbum de fotografías, etc..).
Otro síntoma que se manifiesta a menudo es el deambular errático provocado por la desorientación espacial.
Estas actividades pueden servirnos como estrategia para distraer, o para involucrar al anciano cuando se encuentre confundido o cuando necesite proponer alternativas para lograr algo como el aseo personal, o simplemente cuando necesite una pausa en el día.
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