Los mayores en riesgo de desnutrición
En nuestro país un 4% de la población mayor de 65 años padece desnutrición y entre un 22% y un 25% está en riesgo de padecerla, según indican los datos de 'Guía práctica sobre el abordaje de la desnutrición en los ancianos y en pacientes con cronicidad', que ha elaborado la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIFICC) y la Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral (SENPE). Algunos de los factores que provocan la desnutrición son disfagia, la cual afecta entre el 30% y 40%, los problemas buco-dentales, el riesgo de aislamiento social, las enfermedades que cursan con anorexia, el aumento de las pérdidas de nutrientes, la polimedicación y la depresión. Estos problemas nos llevan, directamente, a solicitar un servicio de cuidado de ancianos para abordar el problema.
Estos resultados se han obtenido tras realizar una evaluación a partir de un test observacional y una breve encuesta. En función de los puntos obtenidos se obtiene una valoración del estado nutricional del paciente. La guía también describe un plan de intervención nutricional donde se determina el tipo de textura de la dieta, y alimentos que es necesario que la conformen.
Además, la mayoría de las personas con más de 65 años tienen visitas a domicilio por equipos de Atención Primaria, que hacen el seguimiento de su estado de salud, por lo que el papel de las enfermeras es fundamental para el cuidado de los pacientes.
Requerimientos nutricionales para mayores
La realidad es que la malnutrición es un problema muy grave entre los ancianos. Y lo cierto es que mantener un adecuado estado de nutrición y estilo de vida, además de reducir la susceptibilidad a algunas de las patologías más habituales y sus consecuencias, contribuye en su recuperación y aumenta su supervivencia y su calidad de vida. Por ello, los expertos insisten en la importancia de conseguir un buen estado nutricional para prevenir las distintas enfermedades que hacen mella en este grupo de población. A partir de los 60 años, las necesidades calóricas disminuyen un 10% cada 10 años, ya que el gasto basal y la actividad física se reducen también. No obstante, hay cambios en determinados nutrientes, hay un pequeño aumento de las necesidades proteicas (de 1 a 1,2 g/kg/día) y también los requerimientos de vitamina B1, vitamina B12, folato, vitamina C, vitamina D y calcio. A menudo, el aporte proteínico en la dieta de los mayores es insuficiente. Las recomendaciones actuales son de mínimo 1 gramo/kg de peso/dí,a pero algunos especialistas aumentan la cifra en 1,5 gramos. Este aporte debe ser, además, entre el 12% y el 17% de las calorías totales de la dieta. Ello supondría que en cada comida se debería ingerir entre 20-25 gramos de proteína.