La recuperación de una fractura de cadera es un proceso que requiere de tiempo, atención y mucho cariño por parte de los familiares y seres queridos
En la mitología romana existían tres deidades que controlaban el metafórico hilo de la vida de cada mortal e inmortal desde el nacimiento hasta la muerte. Las diosas del destino, que recibían el nombre de Las Parcas, eran tres hermanas hilanderas que personificaban el nacimiento, el matrimonio y la muerte. Fractura de cadera en personas mayores.
La fuerza del destino no ha deparado para muchas familias un camino de rosas, sino más bien una carrera de obstáculos difíciles de salvar.
Las tres se dedicaban a hilar; luego cortaban el hilo que medía la longitud de la vida con una tijera y ese corte fijaba el momento de la muerte. Ellas hilaban lana blanca y entremezclaban hilos de oro e hilos de lana negra. Los hilos de oro significaban los momentos dichosos en la vida de las personas y la lana negra, los periodos tristes.
Puede que Las Parcas, en su afán de hilar el destino de sus seres queridos, hayan concebido un nuevo obstáculo para la familia. Esta mañana, ha recibido la llamada de su hermano anunciando la desdicha: mamá se ha roto la cadera.
¿Quién puede cuidar de mi madre si no vivo en la misma ciudad?
La recuperación de una fractura de cadera es un proceso que requiere de tiempo, atención y mucho cariño por parte de sus seres queridos. Las personas que, anteriormente, vivían sin depender de nadie, generalmente necesitarán de la ayuda que los cuidadores o la familia le brinden en casa, o quizás requieran de los servicios de asistencia domiciliaria a largo plazo. Como consecuencia, las fracturas de cadera pueden generar la pérdida de la independencia, reducción de la calidad de vida y depresión, especialmente entre personas de la tercera edad.
Madres y padres, con plenas facultades mentales, deben aceptar las nuevas limitaciones y dejarse cuidar y ayudar. Algo muy difícil cuando siempre se ha tenido otro rol, el de cuidadora. Por otro lado, afrontar la situación de dependencia de nuestros padres provoca muchas reacciones: «¿Esto no puede estar pasándome a mí?», « ¿Y ahora qué hago? ¿Cómo podré atender a mi padre o a mi madre?».
Para Domukea lo más importante es conocer bien las necesidades de cada cliente para poder enfocar el servicio de forma correcta y evitar cualquier tipo de incidencia posterior. Somos flexibles para adaptarnos a cada caso concreto, desde el mero acompañamiento en el domicilio hasta ayudas más especializadas como movilizaciones o seguimiento de tratamientos médicos.