El suelo de madera requiere cuidados especiales para mantener su brillo natural
La madera es un material vivo, cálido y acogedor, que debe ir envejeciendo en sintonía con los habitantes de la casa. Las marcas superficiales provocadas por el paso del tiempo aparecen del mismo modo que surgen las marcas en nuestros rostros. En el rostro, al igual que en el suelo de madera, se registran inevitablemente todos los acontecimientos de nuestras vidas: exceso de exposición al sol, fiestas y juergas nocturnas, incluso enfados y pequeñas heridas.
El rostro reflejará sin temor el cuidado que se le haya dado tiempo atrás
El envejecimiento es inexorable, sin embargo existen ciertas recomendaciones que son capaces de retrasar tanto los signos en nuestros rostros, como las marcas en la madera. Al igual que cuidamos nuestra piel, limpiándola y aplicándonos cremas hidratantes continuadamente, la madera requiere de cuidados especiales para mantener su brillo natural.
La rutina de mantenimiento para tener los suelos siempre como nuevos puede ser simple y eficaz aplicando el producto justo con la técnica adecuada. Por descontado, debemos prestar atención, previamente, a las necesidades específicas de la madera dependiendo del barniz y la dureza de la madera.
Si posee un suelo de madera, antes de limpiarlo es necesario analizar si está barnizado, o dejado de forma natural, o bien tratado con aceite.
De la misma manera que los elementos meteorológicos desgatan el exterior de los hogares, uno de los mayores enemigos de los suelos de madera son los restos de arena, piedrecillas y demás suciedad que se encuentra en la suela de los zapatos. Para evitar las profundas marcas o ralladuras que puedan ocasionar lo más sencillo es colocar un felpudo en la entrada de casa, y claro, hacer uso de él. También se deben colocar pequeñas láminas de fieltro protector en las patas de los muebles.
De cualquier modo, resulta prácticamente imposible que los restos arrastrados por los zapatos o bien el polvo de la calle se deposite en los suelos, por lo que debemos limpiar con mucha frecuencia el polvo para evitar que la suciedad se pegue sobre la madera. El mejor remedio para estos casos es emplear un trapo seco o una mopa. También existe la alternativa de la aspiradora, pero hay que hacerlo con mucho cuidado para no rayar el suelo.
Cualquier suciedad en el suelo debe limpiarse de inmediato, de esa manera se puede evitar arañazos en la madera por la suciedad, arena o gravilla.
El mayor enemigo de los suelos de madera son el exceso de agua y los derrames que pueden causar manchas permanentes. Recomendamos, para una limpieza húmeda el empleo de una fregona de microfibra natural ligeramente humedecida en una solución de agua templada con un limpiador jabonoso de maderas especialmente indicado para superficies vírgenes o lacadas.
El suelo de madera necesita ser protegido y aislado en lo posible contra las eventuales manchas y gotas que puedan caer accidentalmente
Sus componentes naturales a base de extracto de aceite lino nutrirán y cuidaran la madera tanto del suelo como muebles, puertas, rodapiés, armarios, molduras o cualquier otra zona delicada.
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