¿Cuál es el verdadero significado de la tarima flotante? ¿Cómo mantenerla en buen estado el mayor tiempo posible? Conoce los consejos de una empresa de limpieza domiciliaria en Getxo
Existen varias opciones entre las que escoger cuando nos disponemos a cambiar el suelo de nuestra casa. Una de las más demandadas es la famosa tarima flotante: la antigua tarima clásica, tradicionalmente maciza, puede ser de gran calidad y durarnos en buen estado muchísimos años; sin embargo, es muy sensible al agua y sus gastos de producción e instalación son muy altos (para lugares húmedos, no es del todo recomendable). Hoy en día, la tarima flotante se ha vuelto una opción normalizada en nuestras casas, aunque no todo el mundo sabe cómo mantenerlas en buen estado. En Domukea, empresa de limpieza domiciliaria en Getxo, haremos una breve introducción para comprender, después, sus métodos de mantenimiento.
Historia y diversas acepciones de la tarima flotante
Existe cierta polémica en torno a la denominación de las tarimas flotantes. Muchas personas llaman ‘tarima flotante’ a los suelos laminados sintéticos, mientras que la Federación Española de Pavimentos de Madera (FEMP) determina que debe haber al menos 2,5mm de madera original para que podamos llamar a un pavimento ‘tarima flotante’. La gran diferencia radica en el mantenimiento: el material sintético no se puede acuchillar y, por tanto, es de un solo uso. Pero además, una vez determinado lo que es una tarima flotante, esos pavimentos de madera que no están pegados ni clavados al soporte, vemos que existen dos tipos de tarima flotante: tarima flotante madera multicapa y tarima flotante maciza. El tratamiento de ambas consiste en el acuchillado, que también se conoce como lijado o barnizado.
Cómo mantenerla, dependiendo de sus características
Ahora bien, con respecto al mantenimiento del día a día, ¿cuál es la mejor manera de limpiar una tarima flotante? Además de la aspiradora, siempre con la posición de cepillo para no rallar el suelo, y de la mopa de microfibra, hay veces en las que debemos limpiar nuestro suelo de forma más exhaustiva, con el fin de eliminar esa fina capa que se ha creado a causa del polvo combinado con la humedad. Hablamos de una limpieza profunda con procedimiento húmedo. Si nuestra tarima es sintética, la superficie será menos sensible al agua, por lo que podremos fregar el suelo con una fregona bien escurrida. Pero si nuestra tarima flotante es verdadera, tendremos que tener cuidado con esas acumulaciones de agua que pueden quedar al posar el cubo de la fregona o al derramar agua de forma accidental. Éstas podrían crear marcas muy difíciles de eliminar. En ambos casos, es muy recomendable que sequemos la humedad, en vez de hacer que el suelo se seque solo.
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